Es un tratamiento muy seguro. Se utiliza desde hace más de 20 años y se puede afirmar que el Bótox ha supuesto una revolución en la Medicina (no sólo estética), también en muchos ámbitos terapéuticos. De hecho es tan seguro que se emplea en niños, para tratar por ejemplo el estrabismo, en dosis muchísimo más elevadas a las que se emplean en tratamientos estéticos. En los últimos años el Bótox se ha convertido en la técnica estética más utilizada en todo el mundo. La rapidez del tratamiento, su seguridad y los rápidos resultados ha hecho que esta técnica, que en un principio era reservada para personas de alto nivel económico, modelos, personas del mundo del espectáculo y de la televisión se haya convertido en un tratamiento anti-envejecimiento que actualmente realizan personas de todas las clases sociales..
El Bótox actúa relajando la musculatura responsable de la arrugas dinámicas o líneas de expresión. También previene la aparición de otras nuevas arrugas por lo que también es un buen tratamiento preventivo. El mecanismo de acción del Bótox no elimina el funcionamiento del músculo. El músculo sigue con un funcionamiento normal. El Bótox sólo impide que el nervio le diga al músculo que debe contraerse. Esta "orden" se hace a través de un neurotransmisor que se llama acetilcolina. El Bótox disminuye la liberación de acetilcolina, impidiendo de esta forma la contracción muscular.
Básicamente hay dos tipos de arrugas. Las arrugas dinámicas o de expresión son las arrugas que se forman al gesticular, y están fundamentalmente alrededor de los ojos y de la boca. Por otro lado están las arrugas estáticas, que no cambian apenas con las distintas expresiones de la cara. Las arrugas dinámicas se producen por contracción muscular (entrecejo, patas de gallo, arrugas de la frente, etc) mientras que las arrugas estáticas se forman por la inserción de determinados músculos en la piel. La toxina botulínica actúa sólo sobre las arrugas dinámicas o de expresión. Al relajar el músculo, las arrugas de expresión desaparecen o disminuyen, en función de la dosis de toxina botulínica.